AVISO: No hay una solución inmediata en estas palabras, si es lo que buscas, lamento decepcionarte.
La verdad es que me cansé de tanto escribir y reescribir este texto intentando encontrar la manera más amable y optimista de abordar este tema sin tener que terminar con el típico "cuando una puerta se cierra, otra se abre en el camino de la vida"... Fuck it! Yo sé, y sé que sabes, que todo va a pasar, que la vida continúa y que habrá nuevas oportunidades; pero en este preciso momento, lo último que necesito es otra frase motivacional detrás de la cual pueda ocultar mi enojo y dolor. No es mi intención menospreciar los gestos de apoyo y empatía de quienes se cruzan en mi camino, al contrario, lo agradezco de corazón, pero a veces un "todo va a estar bien" puede sonar más como un "no es para tanto" en la mente de alguien que está pasando por lo que se siente como una pérdida, ya sea por dejar un trabajo, poner fin a un vínculo afectivo, mudarse a otra ciudad o finalizar cualquier otra experiencia significativa. Sin embargo, realmente lo aprecio.
Así de complicados podemos ser los seres humanos, impulsados por el temor y el amor al mismo tiempo, en un intento de brindar consuelo a quien lo necesita.
Por ahora, en el momento en que mis dedos presionan las teclas para escribir estas palabras, esta es mi realidad, esta es mi percepción a través del filtro de la incomprensión. Una realidad que seguramente cambiará, una realidad que (es demás decir) no tiene que ser igual a la tuya porque tú tienes tus propios filtros y afrontas la vida a tu manera. Aunque, si por alguna razón nuestro sentir se asemeja en algo, quiero que sepas que con este texto y durante el tiempo que te tome leerlo, te acompaño.
En esta ocasión, me toca enfrentar una ruptura, un largo vínculo afectivo que llegó a su fin, pero este sentimiento bien podría ser por cualquier otra causa. Después de todo, cuando comienzas a aceptar que algo ya no funciona en tu vida, no solo te separas de la persona, el trabajo o la situación X... sino también de una parte de ti que había aprendido a adaptarse a una dinámica específica, que había creado expectativas y formas de experimentar la vida que antes no conocía y que ahora necesita soltar.
Entonces... ¿Podemos hablar de lo doloroso y confuso que puede ser cerrar un ciclo? ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo? ¿Agradecer y despedirse? ¿Aceptar y resignarse? ¿Desapegarse y seguir adelante? ¿Todas las anteriores?
No importa cuántos rituales de despedida realice o cuántas veces me corte el cabello, cambie mi foto de perfil en Instagram y piense en hacerme un tatuaje. El tedioso proceso de "dar vuelta a la página" puede ser una verdadera mierda.
Toda la información que he consumido de diferentes fuentes sobre este tema coincide en lo indispensable que es saber cerrar un ciclo. Pero también me deja con la sensación inmediatista de que, si no lo hago adecuadamente, corro el riesgo de quedarme atrapado en un bucle de repetición, sin poder acceder a nuevas oportunidades hasta que lo haga
"bien"... ¿Y qué significa hacerlo bien? ¿Hay algo que esté pasando por alto? Tal vez no haya una manera absoluta de hacerlo, o quizás aún no la conozca.
Lo cierto es que, en mi experiencia, el "dejar ir" ha estado plagado de pensamientos y sentimientos contradictorios de amor y odio, alegría y miedo, atracción y repulsión, certeza y cuestionamiento, seguridad y arrepentimiento... y la lista continúa. No es que sea la primera vez que lo siento, ¡pero qué agotador es sentir todo eso al mismo tiempo!, más aún en una sociedad tan polarizada donde todo es o "blanco" o "negro", habiendo tantos tonos intermedios.
Entonces, constantemente me he estado preguntando: ¿debo quedarme o debo irme? Porque cuando todo estaba bien, era maravilloso, pero cuando se ponía mal, era horrible. Demasiado bueno como para irme, pero demasiado malo como para quedarme.
¿Cuáles son las consecuencias si decido quedarme? ¿Cuáles son las consecuencias si decido marcharme?
¡Confía!, me dice mi intuición, para que luego mi mente me cuestione desde la razón: ¿Pero qué viene primero, confiar y luego tomar el riesgo, o tomar el riesgo y luego confiar? Quizás ambas sean parte de esta danza ambivalente al cerrar un ciclo, donde el tiempo se siente tan efímero y exige una respuesta a la cuenta de ¡ya! Una solución que finalmente brinde paz.
Puede ser que a veces necesitemos tomar una decisión absoluta, pero tal vez otras veces se trata de tener paciencia y aprender a integrar la ambivalencia, comprendiendo que no existe la perfección, sino una complejidad con la que tenemos que vivir. ¿Quién sabe?... Yo no.
De cualquier manera, cada decisión implica una elección y cada elección conlleva una pérdida que duele.
Así que hoy espero ser capaz de tolerar y aceptar esta pérdida, y dentro de un tiempo, cuando vuelva a leer este texto, pueda decirme a míi mismo: "Tranquilo, has hecho lo mejor que has podido".
Deseo lo mismo para ti.
Para terminar, quiero citar un breve texto de Lao-Tse que de alguna manera me ha traído calma:
"¿Tienes la paciencia de esperar hasta que el lodo se asiente y el agua esté clara? ¿Puedes permanecer inmóvil hasta que la acción correcta surja por sí misma? El maestro no busca la realización, no busca, no espera. Está presente y puede abrazar todas las cosas. ¿Tienes la paciencia de esperar hasta que el lodo se asiente y el agua esté clara?"
Gracias por leerme, tal vez te haya dejado con más preguntas. Toma lo que necesites.
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